Muchas veces escucho Nómadas que pierden el sentido del porqué están donde están. Muchos se cansan del cambio constante, a muchos les es difícil readaptarse.
Todos tenemos nuestros días, algunos son mejores que otros. Pero cuando resuena mas en tu cabeza el “¿qué estoy haciendo aquí?” es tiempo de frenar y reflexionar. Mirar a tu alrededor y repensar el camino.
Preguntas y reflexiones frecuentes son:
¿Qué estoy haciendo aquí?
¿Como llegué aquí?
Mi trabajo me lleva a…
Dejé todo para seguirte
Si no me hubiera ido, hoy sería/tendría…
Encontrar el para qué estoy haciendo lo que hago, muchas veces nos lleva un largo tiempo. Cuando reflexionamos en qué fue lo que me motivó para tomar esta decisión, nos libera de la presión de tener que saber exactamente que tengo que hacer hoy.
En los días difíciles, que todo Nómada tiene, es frecuente fantasear con todo lo que hubiéramos logrado si no nos hubiéramos ido de tal lado. (ese lugar puede ser una ciudad, un trabajo, una pareja) Este discurso es muy frecuente en los compañeros de viaje.
Ahora bien, ¿quién nos obligó a venir a vivir aquí? Doy por hecho que todos los que me leen son adultos, porque los niños son un tema aparte, ellos si van obligados. Todos podemos rechazar una oferta laboral, (sea propia o de tu pareja) porque no nos cierra. Lo que tenemos es que asumir las consecuencias.
Es muy frecuente escuchar “yo vine aquí por el/ella y lo deje todo. Dejé mis amigos, mi familia y hasta mi trabajo”. Ahora bien, esta afirmación es una trampa. Si yo lo planteo de ese modo no tengo escapatoria, soy la victima de la migración. Pero si lo analizamos mas en detalle, la decisión la tomamos nosotros. Habremos evaluado, en su momento, que valia la pena dejar lo que fuera que estábamos dejando.
Claro que lo que vale la pena en un momento, puede dejar de valerlo en otro. Esto también es válido. Lo que me daba sentido en un momento, dejó de hacerlo. Por eso es tiempo de reflexionar.
Cuando yo estuve en el “dejé todo por la carrera de mi marido” me llevó mucho esfuerzo ver que:
a) No lo dejé TODO
b) No dejé sino que muchas cosas me llevé
c) No fue por la carrera de mi marido, sino por el proyecto familiar que ambos teníamos.
Y es aquí donde creo que esta la trampa. Nos convencemos de que hay algo del afuera que nos lleva a tomar las decisiones cuando en realidad somos nosotros mismos y nuestras elecciones.
Qué fue lo que pusimos en la balanza a la hora de tomar la decisión, qué cosas tuvieron más peso, que cosas HOY tienen mas peso.
Cuando la cuenta nos da negativa, tenemos un montón de culpables, pero no nos engañemos, muchas veces esos culpables son imaginarios.
¿Qué sacrificios estas dispuesto a hacer? La decisión es tuya!